El estrés es un mecanismo de supervivencia que ha estado presente desde los albores de la humanidad. Es una respuesta del cuerpo que nos ayuda a defendernos ante posibles peligros o a huir de ellos si es necesario. Cuando experimentamos estrés, nuestro organismo libera una hormona fundamental para nuestra supervivencia: el cortisol.
¿Cómo funciona la hormona del cortisol?
Imagina un escenario: estás en un restaurante y de repente se produce un chispazo en la cocina que desencadena un incendio. ¿Cómo reaccionarías en esa situación? Ahora, piensa en otro escenario: estás conduciendo por una carretera secundaria y presencias cómo un vehículo se sale de la vía y sufre un accidente justo frente a ti. En ambos casos, nuestro cuerpo activaría la liberación de la hormona cortisol.
En situaciones de estrés, el cortisol es la hormona encargada de proporcionarnos la energía necesaria para actuar. Por ejemplo, en el caso de un incendio, el cortisol nos permite tener la energía suficiente para correr y poner nuestra seguridad en primer lugar. De manera similar, en el segundo escenario, nos brinda la energía necesaria para socorrer a alguien en peligro.
Lo interesante es que nuestro cerebro no distingue entre fantasía y realidad. La neurociencia ha demostrado que, cuando imaginamos una situación de peligro o estamos frente a una amenaza real, las mismas áreas del cerebro se activan de manera similar. Esto significa que las respuestas neuronales y las emociones asociadas pueden ser similares, tanto si estamos experimentando una situación peligrosa real como si la estamos imaginando.
¿Cómo reacciona nuestro cuerpo ante una situación de peligro?
Vamos a explorar cómo reacciona nuestro cuerpo ante una situación de peligro. Cuando nos encontramos en un estado de calma, todo funciona en armonía. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a una situación peligrosa, nuestro cuerpo experimenta cambios. Aumentan las pulsaciones, la respiración se acelera y comenzamos a sudar. En momentos de peligro, nuestro cuerpo se activa instintivamente, y esto es crucial para preservar nuestra vida.
En momentos de peligro, nuestro cuerpo se activa instintivamente, y esto es crucial para preservar nuestra vida.
Pies, para qué os quiero
Cuando nos encontramos en apuros, nuestro cuerpo necesita actuar con celeridad. Actúa enviando una gran cantidad de sangre a los músculos, al corazón y a los pulmones.
¿Con qué intención?
La sangre proporciona nutrientes y oxígeno a las células, mientras que los pulmones aceleran la respiración para oxigenar la sangre. Al mismo tiempo, el corazón late más rápido para aumentar la presión sanguínea hacia los músculos, para que puedan activarse y ayudar a defendernos o a huir.
Las consecuencias de padecer estrés de forma continuada
De acuerdo con la psiquiatra Marian Rojas Estapé, hay un estudio que demuestra que el 91.4% de las cosas que nos generan estrés nunca llegarán a suceder. En este sentido, el estrés, al igual que el agua, es beneficioso en su justa medida. No obstante, cuando nos enfrentamos a situaciones no deseadas en la vida de forma prolongada, el estrés puede llevarnos a situaciones límite.
El 91.4% de las cosas que nos generan estrés no sucederán nunca
Podemos sentirnos atrapados en relaciones tóxicas y tener miedo de abandonarlas por el temor a enfrentar la soledad. También puede aterrarnos la idea de abandonar nuestro empleo actual o encontrar uno que no se ajuste a nuestras necesidades.
Además, a menudo nos inquieta lo que los demás puedan decir o pensar sobre nosotros o nos aferramos a las expectativas de nuestra familia, sin tener en cuenta que amor y lealtad son cosas distintas. Podemos amar a nuestra familia y, al mismo tiempo, tomar decisiones que no coincidan con sus opiniones o deseos. Vivir la vida que los demás esperan que vivamos genera un estrés prolongado que puede provocar enfermedades y hacernos daño.
Te puede interesar: ¿Qué es el estrés y cómo afecta a tu salud?
Vivir la vida que los demás esperan que vivamos genera un estrés prolongado que puede provocar enfermedades y hacernos daño.
El estrés y su impacto en el sistema digestivo
Como ya hemos visto, ante una situación de peligro, el cuerpo humano responde redirigiendo el flujo sanguíneo hacia los músculos y descuidando otras áreas como el sistema digestivo.
Es común experimentar síntomas como diarrea y vómitos. Dos mecanismos de defensa que el cuerpo utiliza para eliminar peso y volverse más ágil en situaciones de peligro.
El estrés prolongado puede desencadenar una serie de molestias digestivas, tales como malestar estomacal, síndrome del intestino irritable, inflamación, diarrea, estreñimiento y dificultades en la digestión. Además, puede dar lugar a problemas más graves como la colitis ulcerosa, una enfermedad inflamatoria intestinal que provoca inflamación y úlceras en el tracto digestivo.
Problemas de fertilidad, caída de cabello y eccemas
Además de afectar al sistema digestivo, el estrés también disminuye el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, excepto en los músculos, corazón y pulmones.
Esto puede tener consecuencias en la fertilidad, tanto en mujeres como en hombres. Las mujeres pueden experimentar dificultades para concebir, mientras que el estrés también puede contribuir a problemas de disfunción eréctil en los hombres.
Por otro lado, el estrés es un factor que influye en la caída del cabello. La disminución del flujo sanguíneo dificulta la adecuada nutrición del cabello y la piel, lo que puede resultar en afecciones como eczemas y psoriasis.
Estas son solo algunas de las afectaciones relacionadas con el estrés, pero es importante destacar que también puede contribuir al desarrollo de enfermedades más graves, como la fibromialgia, el cáncer, la diabetes, la artritis reumatoide, la osteoporosis, entre otras.
Seis formas de combatir el estrés
Para cuidar nuestro bienestar, hay diversas formas de combatir el estrés que, si las ponemos en práctica, podrán ayudarnos a sentirnos mejor. Te detallamos algunas de las más frecuentes.
1. Terapia osteopática
La osteopatía craneal es altamente efectiva para combatir el estrés. Se centra en restablecer la movilidad de los huesos del cráneo y resulta especialmente beneficiosa cuando existen bloqueos o limitaciones de movimiento.
2. Coaching y desarrollo personal
El coaching y el desarrollo personal que utilizamos en ESPAI COOS (junto con la osteopatía) son herramientas muy poderosas que nos ayudan a efectuar cambios en nuestra vida y a gestionar el estrés de manera más efectiva.
3. Disfrutar de paseos por la naturaleza
Aprender a desconectar del trabajo, de las preocupaciones familiares, de las relaciones tóxicas… los paseos por la naturaleza son una gran fuente de inspiración y beneficio para nuestro bienestar.
4. Practicar deporte
El deporte es fundamental para combatir el estrés y es una forma de liberarnos del cortisol y generar dopamina y endorfinas, que nos proporcionan euforia y bienestar. Las endorfinas actúan como analgésicos naturales, siendo incluso más potentes que la heroína y la cocaína, pero sin sus efectos negativos.
5. Aprovechar los beneficios de la sauna
Después de hacer ejercicio, una buena opción es tomar una sauna. Además de ayudarte a liberar toxinas, la sauna puede ser un buen aliado para combatir el estrés.
6. Establecer contacto físico en todas sus formas
La hormona oxitocina, generada a través del afecto y la confianza en los demás, ayuda a reducir el cortisol. Los abrazos, las relaciones sexuales y el contacto físico en general ayuda a reducir el estrés en nuestro cuerpo.
En conclusión, el estrés puede tener un impacto significativo en nuestra salud física y mental. Por ello, identificar y abordar las fuentes de estrés, así como implementar estrategias para manejarlo. De esta forma, además de sentirnos bien, podremos prevenir enfermedades y trastornos orgánicos a largo plazo.
